jueves, 27 de noviembre de 2008

Los espectáculos taurinos y la economía/ Aguilar


Por Santiago Aguilar


La forma de vida de miles de familias

La fiesta de los toros alimenta a un vasto circuito que trasciende a sus actores directos, de acuerdo a una revisión de la estructura del espectáculo taurino en Ecuador, alrededor de 80 sectores se benefician en forma directa e indirecta con la organización de espectáculos taurinos.

La investigación determina que ganaderos, empresarios y toreros entiéndanse como tales a matadores y subalternos, son la base de una estructura económica muy amplia que alcanza con su vigorosa inyección de recursos, a áreas como la turística, fiscal, comunicación y profesional; participa también de esta saludable dinámica una larga lista de aprovisionadores de bienes y servicios, importantes a la hora de organizar, promover y llevar a cabo los eventos taurinos.

Está claro que los toros, mas allá de constituirse en el eje de las celebraciones de las principales ciudades, son una suerte de dínamo temporal para las economías de las urbes que forman parte de la geografía taurina mundial.

Encontramos que el sector turístico es el que capta los mayores beneficios que genera la industria taurina, beneficios que a su vez se trasladan –por efecto cascada- a una amplia gama de estamentos.

El turismo y el estado

Cinco grandes sectores se nutren del turismo: proveedores de insumos agrícolas (restaurantes), transporte y operaciones (aéreo, terrestre y agencias de viajes), servicios: (alojamiento y hospedaje), empresas de alimentos y bebidas (bares y restaurantes) y animación y entretenimiento (casinos, teatros, cines, discotecas, museos y otros).

El estado es uno de los mayores beneficiados por la realización de las Fiestas de Quito; en materia fiscal la recaudación de impuestos como al Valor Agregado, a los Consumos Especiales y a la Renta, registran un comportamiento diferente por el movimiento económico que se lleva a cabo durante el lapso materia de análisis. El cobro del Impuesto Único a los Espectáculos Públicos por parte del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, registra también números importantes gracias a la actividad taurina la que no recibe subvenciones o recursos del Cabildo.

Beneficios a todo nivel


Los sectores comercial y artesanal también forma parte del círculo virtuoso que genera la fiesta de los toros, grandes y pequeños comerciantes y artesanos aumentan sus ventas por el flujo de visitantes a la ciudad y el comportamiento de consumo de los habitantes de la ciudad con motivo de las tradicionales festividades anuales.

Además de los grupos económicos anotados existen otros de menor estructura que también se nutren de las bondades de la actividad taurina y encuentran en ella la base de sus ingresos como Artistas y Músicos Unidos organización que convoca a 700 profesionales, la Asociación de Vendedores de Espectáculos Públicos (alimentos y bebidas) que aglutina a 165 miembros, la Asociación de Vendedores de Entradas y Anexos de Pichincha que reúne a 120 personas, la Asociación de Vigilantes de Vehículos 200 trabajadores y el Sindicato de Trabajadores de Espectáculos Públicos de las Plazas de Toros con 65 agremiados. Mención especial merece la Unión de Toreros del Ecuador colectivo de uno de los actores del espectáculo que registra 120 socios en diferentes categorías.

Lo cierto es que la fiesta de los toros mantiene su identidad popular no solo por consideraciones históricas, sino además por constituirse en la forma de vida de miles de familias.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Los toros: una fiesta popular


Por Santiago Aguilar

Estamos a siete días del inicio de la Feria Jesús del Gran Poder, en tiempos en que esta manifestación cultural es injustamente cuestionada, vale la pena reflexionar sobre la identidad popular del espectáculo taurino.

El origen de la fiesta de los toros en el Ecuador se remite a épocas coloniales, tiempos en que los conquistadores españoles trasladaron al nuevo mundo los juegos de toros y con ellos marcaron el futuro taurino de varios países iberoamericanos. La Conquista determinó una maravillosa fusión encarnada en el mestizaje y presente en la adopción de una nueva fe y nuevas costumbres que con el paso del tiempo se convirtieron en elementos muy propios del continente americano.

La nueva realidad étnico-cultural, resultado del encuentro de dos civilizaciones, estuvo marcada por las circunstancias dolorosas de la guerra de Conquista y el establecimiento de un importante avance en materia cultural, social y tecnológica. La fiesta de los toros no se mantuvo al margen de la asombrosa simbiosis.

El sincretismo que se produjo entre las fiestas religiosas católicas contenidas en el calendario español y las ancestrales celebraciones indígenas nacidas de la cosmovisión propia de los aborígenes, facilitó que pronto se asumiera a los toros y sus juegos como elementos consustanciales de la cultura popular, adornados por los extraordinarios matices otorgados por la sierra andina y el mestizaje plasmados de manera multicolor por elementos de origen claramente hispánico y otros de raíz indígena y precolombina.

Así las cosas, podemos concluir que la fiesta de los toros ha formado parte de la vasta riqueza cultural de la ciudad durante más de cuatro siglos.

Riqueza inmaterial

En el libro “La Fiesta Popular en el Ecuador” de Oswaldo Encalada Vásquez son permanentes las referencias al toro bravo como el eje de los espectáculos populares que se celebran en prácticamente todas las parroquias y cantones de las provincias de la Sierra ecuatoriana. El autor en la introducción de la obra conviene en la validez del sincretismo social, étnico y cultural, apuntando que “Uno de los primeros componentes más importantes de la cultura no material de los pueblos es aquel que tiene que ver con sus fiestas y celebraciones. En este campo como en muchos otros, nuestro país es extremadamente rico en sus manifestaciones. La convergencia de diversas etnias y hasta las razas ha creado un variado caleidoscopio donde es posible apreciar desde los rituales netamente cristianos hasta las formas autóctonas andinas; desde la concepción occidental de la muerte, hasta las fiestas agrarias de los indígenas.

La convivencia de los diferentes elementos poblacionales ha logrado un mestizaje profundo y vital que forma el verdadero sustento de nuestra identidad”

En otros apartados del estudio se precisa el contenido de las fiestas, su extraordinaria puesta en escena y el exuberante contenido simbólico de las mismas, concluyendo que entre las más importantes manifestaciones populares e indígenas, las corridas de toros son un elemento básico de la riqueza inmaterial del Ecuador.